Bogotá día 3.

Está claro que no siempre salen las cosas como uno lo planea, y a veces el destino te juega malas pasadas.

Para nuestro último día en la capital de Colombia, teníamos puestas todas nuestras ilusiones en visitar la cárcel de mujeres de El Buen Pastor, donde se encuentran 9 compatriotas entre sus barrotes. Cargamos nuestras mochilas con medicinas, prensa, gafas, revistas, ropa y cartas, y nuestras energías hasta arriba. Además de todo, nos había llegado la noticia, de que la última española detenida allí, una joven gallega, ingreso embarazada pero perdió al bebé al poco de estar allí, por lo que nuestras ganas de verla eran aún mayores.

Cuando por fin pudimos ver la puerta del Penal, algo raro ocurría, ya que al típico ajetreo que suele haber a las entradas de estos lugares, aquí no había prácticamente nadie. Nuestras caras cambiaron de gestos al ver mucha gente con mascarillas y la seguridad comunicarnos que el pabellón de «nuestras chicas», se encontraba en cuarentena por varicela, y tenían prohibido totalmente el contacto con el exterior. Nos quedamos de piedra, no supimos que hacer ó decir, y dejamos todo el material para que se lo entregaran a ellas, pero sabiendo que ese abrazo con el que tanto soñábamos quedará para otra ocasión.

Estar tan cerca y quedarnos tan lejos, nos hizo irnos al aeropuerto con mucha rabia, y con la promesa de que volveremos, si ó si.

A penas nos dio tiempo a pensarlo, ya que en pocos minutos toca salir….a México. Esto no para.