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Lima 4ª etapa

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23/07/2016.

Lima 4ª etapa.
Para nosotros, pese al frio y la neblina con la que amaneció la costa del Pacifico, era un día especial. Pese a no ser la primera vez que íbamos al penal de Ancon 2, esta era una fecha marcada en rojo en nuestro calendario, ya que íbamos a vivir uno de esos momentos únicos, y que tanto nos hacen creer que todo es posible.
Hace ya más de cuatro años, que un joven valenciano era detenido en el aeropuerto Jorge Chávez de Lima, por ser un correo de la droga. Su historia no dejaba de ser una mas, entre las de centenares de compatriotas que en esos años “caían como moscas”, dejando en nuestro país a una familia rota por el dolor y la angustia. Hace ya más de cuatro años, que Priscilla se despidió de su hermano con un lacónico: “hasta luego”, sin poder adivinar lo erróneo de sus palabras. Por eso, cuando ella nos llamo para poder acompañarnos en este viaje, sabíamos que ese día…seria especial.
Cada kilometro que la furgoneta avanzaba por la autopista Panamericana, su corazón valenciano latía mas fuerte, y cada metro que recorría por los largos pasillos del penal, su respiración se aceleraba. Todo ello envuelto en el mas absoluto de los hermetismos, ya que él no sabía nada de su presencia. Y fue en un lugar frio y oscuro, con muros de hormigón de 15 metros, donde dos hermanos se dijeron todo con una mirada, donde el corazón los llevo a su tierra por un momento con los suyos, y donde vivieron un momento que recordaran toda la vida.
Mientras ellos se quedaron a solas, nosotros continuamos nuestra labor, reuniéndonos con más de 130 compatriotas que allí se encuentran, para llevarles un poco de esperanza, con la vuelta a su país. Como siempre, fue impagable el poder estar en un pequeño patio, sentados en un círculo improvisado, con la veintena de españolas que allí se encuentran, charlando de todo lo que pasa en España, y que por tontería que parezca, ellas están deseando oír y preguntar.
Después de casi cinco horas llego el momento de marchar, y romper ese momento que esos hermanos no querían. A la salida, Priscilla nos pidió que la hiciéramos una foto con el sello de ingreso en el penal, porque para ella era el mejor de los deseos cumplidos, y nos pidió que lo publicáramos para poder dar ánimo y esperanza, a miles de personas como ella, que sin verlo ni quererlo, se encontraron con este drama.
Gracias especialmente, a la Doctora Marthinet Avila, directora del centro penitenciario, que como siempre nos dio todo tipo de facilidades para poder seguir ayudando a nuestros compatriotas. Las buenas personas no entienden de fronteras ni nacionalidades, y ella es un ejemplo.

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